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NUESTRA HISTORIA
La Academia Nacional de Ciencias nace como Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de Lima mediante Decreto Supremo firmado por el presidente Oscar R. Benavides el 23 de octubre de 1939, como cuerpo consultivo del estado dándole carácter oficial. Posteriormente, el 2 de diciembre de 1966, el presidente Fernando Belaunde modificó ese DS en el sentido de que la “Academia Nacional de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de Lima” se denominará en adelante “Academia Nacional de Ciencias”.
En el discurso por el octogésimo Aniversario de la Academia Nacional de Ciencias, Roger Guerra García realiza un resumen sobre su importancia, el cual transcribimos a continuación:
“La revisión de las actas de las sesiones de la Academia Nacional de Ciencias la realicé hace algunos años, y ha sido publicada en el Boletín No.1, 2007, las he releído para preparar este discurso y de ambas revisiones extraigo opinión que es personal, y puede sorprender a algunos.
La Academia Nacional de Ciencias tuvo interesante actividad inicial: conferencias científicas, incorporación de miembros, sobre todo correspondientes; sesionaba en locales de la Universidad San Marcos, también en la Facultad de Medicina y de la Sociedad de Ingenieros; las conferencias eran comentadas en los diarios de la época, y a ellas asistían ministros y embajadores, y algunas veces el presidente de la República Don Manuel Prado, amigo del Dr. Godofredo García, matemático que presidió la Academia Nacional de Ciencias desde 1938 a 1962, es decir, 24 años.
La incorporación de académicos correspondientes se hacía a propuesta del presidente y en general fue acertada; incluyó a científicos latinoamericanos y europeos, pocos fueron norteamericanos.
Los peruanos admitidos fueron contados y los del interior muy escasos. Del grupo fundador continuaron asistiendo P. Weiss, L. Valcárcel y algunos más; Hurtado y Tello se ausentaron pronto.
En su segunda década la ANC incorporó a varios generales como J.C. Marín, Orbegoso, Miñano y Odría que habían sido alumnos del Dr. García en la Escuela Militar. El presidente Prado asistió a algunas incorporaciones, pero no otorgó subsidio a la Academia.
En cambio, L.E. Valcárcel, nombrado Ministro de Educación proporcionó local y mobiliario a la ANC.
Destacó este comportamiento, pues ha sido actitud constante de presidentes y ministros en el siglo pasado no ayudar a la Academia, igual ocurrió con el Congreso que elaboraba el presupuesto de la República, y nunca consignó partida alguna a la ANC.
Interesantes fueron las publicaciones de la ANC en sus primeros años con amplios artículos del matemático Rosenblatt sobre Copérnico, de J. Broggi sobre la Geología en el mundo y en Perú, de J.O. Trelles una historia de la neurología que sigue válida; algunos han sido publicados como clásicos en el Boletín de la Academia que reapareció en 2010.
En los años siguientes (década del 50) las Actas de la Academia Nacional de Ciencias publicaron innumerables artículos del presidente Godofredo García sobre mecánica celeste y balística, de reducido interés general.
Estos temas eran tratados en las sesiones que la ANC realizó cada vez más alejadas, y que explican la escasa concurrencia: ocho o nueve académicos de los recién incorporados, algunos sin estudios científicos.
El libro de actas que he comentado se interrumpe el año 1962; luego llegaron a la presidencia otros académicos que lo fueron por décadas, sin actividad importante. Se llegó así a fines del siglo cuando asumió la presidencia el Ing. Alberto Giesecke por diez años en los cuales hizo presente a la Academia Nacional de Ciencias en los organismos internacionales como ICSU, IANAS y TWAS.
Giesecke participó activamente en las primeras sesiones del Acuerdo Nacional, y junto con Woodman y quien esto escribe redactamos los puntos correspondientes a la ciencia en esos documentos.
De la escueta descripción anterior se deduce que la ANC tuvo en su primera década una actividad interesante, que fue decayendo, lo cual determinó alejamiento de sus fundadores, que reemplazados por nuevos le dieron una actividad precaria.
La situación no mejoró al retiro del presidente fundador; la actividad desarrollada fue mínima, y la ausencia del libro de actas de esas décadas impide apreciar la labor realizada.
A fines del siglo pasado llegó a la presidencia el Ing. Giesecke, quien realizó la actividad antes descrita; a ello sumó su bonhomía y el aprecio de sus discípulos, lo cual explica el merecido homenaje que le rendimos en el centenario de su nacimiento.
Me tocó reemplazarle en la presidencia en el año 2010; en el periodo de tres años que cumplimos estrictamente, se incorporaron nuevos miembros asociados y se promovió a titulares a quienes lo merecían; también fueron separados aquellos miembros que no cumplían con sus obligaciones.
Aspecto importante fue la obtención de un subsidio del Ministerio de Educación y un importante apoyo de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI). Hay una memoria de esta gestión en la cual me acompañó en la vicepresidencia el Dr. Ronald Woodman, quien asumió la conducción en el año 2013 y a su vez fue sucedido por el Dr. Abraham Vaisberg a quien reemplaza el Dr. Gustavo Gonzales Rengifo, destacado médico y biólogo, y querido discípulo” (Guerra García, 80° Aniversario de la Academia Nacional de Ciencias. Discurso de Orden, publicado en Roger Guerra García Cueva: Ciencia, Salud y Educación en el Perú, Editores: G. Gonzales, A. Iza y V. Rubín de Celis. Academia Nacional de Medicina, Academia Nacional de Ciencias, 2021; pp. 197-199).
Hoy tenemos 54 académicos de número, 20 asociados y 26 correspondientes, muchos de los cuales son científicos muy activos en sus disciplinas e integran importantes comisiones nacionales y de asesoramiento al gobierno. La actual directiva, siguiendo el rumbo trazado por las anteriores directivas, está decidida a darle mayores bríos a la Academia ordenando sus aspectos administrativos, impulsando sus actividades y eventos, y mostrando a la comunidad nacional e internacional la actividad científica peruana.